Discurso del método.
Parte IV , párrafos 1-3...
No sé si debo hablaros
de las primeras meditaciones que hice allí, pues son tan metafísicas
y tan fuera de lo común, que quizá no gusten a todo el mundo. Sin
embargo, para que se pueda apreciar si los fundamentos que he tomado
son bastante firmes, me veo en cierta manera obligado a decir algo de
esas reflexiones. Tiempo ha que había advertido que, en lo
tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones
que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha
dicho ya en la parte anterior; pero deseando yo en esta ocasión
ocuparme tan sólo de indagar la verdad, pensé que debía
hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello
en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después
de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente
indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a
las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como
ellos nos la presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres
que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos
de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan
expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas
las razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en
fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen
estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño,
sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las
cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más
verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego que,
queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario
que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta
verdad: <<yo pienso, luego soy», era tan firme y segura que
las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces
de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como
el primer principio de la filosofía que andaba buscando.
Examiné después
atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía
cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me
encontrase, pero que no podía fingir por ello que no fuese, sino al
contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las
otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era,
mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que
había imaginado fuese verdad, no tenía razón alguna para creer que
yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia y
naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de
lugar alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que
este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es
enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que
éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser
cuanto es.
Después de esto,
consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para
que sea verdadera y cierta, pues ya que acababa de hallar una que
sabía que lo era, pensé que debía saber también en qué consiste
esa certeza. Y habiendo notado que en la proposición «yo pienso,
luego soy» no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo
muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía
admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara
y distintamente son todas verdaderas, y que sólo hay alguna
dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente.
Cuestiones:
- ¿Qué le preocupa a Descartes en este texto, las costumbres y la ética, o conocer la verdad y elaborar una teoría del conocimiento?
- ¿Qué ve necesario realizar Descartes para conocer la verdad?
- Razona si para Descartes a la hora de conocer la verdad son motivo de duda la información que procede de los sentidos, la imaginación con la que elaboramos los sueños, y la misma razón.
- ¿Encuentra Descartes alguna verdad evidente e indubitable, es decir, resistente a toda duda? ¿Cuál?
- A partir de la primera verdad Descartes deduce que el yo ¿qué es?
- ¿Qué dos requisitos reúne esa primera verdad? ¿Son necesarios para declarar verdad cualquier otra afirmación? Razona tu respuesta.
- Define según el texto el significado de sustancia, sentidos, sueño, razón.
- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva del texto.
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