En el enlace que indicaré inmediatamente después de este comentario se pueden encontrar varias obras de Descartes entre ellas El Discurso del Método íntegro, no obstante, es conveniente recordar que las lecturas obligatorias para la prueba EBAU, son de la 1ª a la 4ª parte, en este enlace esas partes están comprendidas entre las páginas 96 y 128 del libro que se ofrece escaneado, no de la enumeración que hace el documento pdf automáticamente. También es interesante un glosario o explicación de términos filosóficos. Este glosario está entre las páginas 113 y 118, que en el libro se indican con números romanos: CXIII-CXVIII.
https://empezandoafilosofar.files.wordpress.com/2015/11/descartes-rene-obras-gredos.pdf
jueves, 28 de febrero de 2019
sábado, 2 de febrero de 2019
La moral provisional
La
moral provisional
Es
más adecuado referirse a la moral de Descartes como ¿moral
provisional o como moral por provisión?, ¿qué importancia tiene el
contexto histórico en la moral de Descartes?, ¿por qué razón se
ve Descartes obligado a elaborar una moral por provisión o
provisional? ¿qué preceptos sostiene Descartes en su moral?
Para
aclarar el significado de los términos del título de la redacción
definiré moral como disciplina
filosófica que estudia el comportamiento humano en cuanto al bien y
el mal. Y por provisional
: que no es
definitivo sino que se hace en lugar de otra cosa que será la
definitiva. El problema
viene porque no todo el mundo está de acuerdo en que a la moral de
Descartes se le llame provisional,
otros dicen que es más exacto referirse a ella con la expresión,
moral por provisión.
La diferencia estaría en que si Descartes hablase de moral
provisional entonces
cometería una suerte de incongruencia ya que nunca elaboró una
moral definitiva, ni incluso después de encontrar la verdad del
“pienso, luego existo”.
Por el contrario, si traducimos moral
por provisión, Descartes
no estaría prometiendo una moral definitiva, sino simplemente
exponiendo la moral que le acompaña en su vida. El problema es
importante porque solemos describir la moral de Descartes como un
caso típico de moral burguesa, o de acomodación, contraria a
cualquier intento de revolución, y a la vez sabemos que su
pensamiento fue revolucionario respecto del medieval. ¿Cómo es
posible una filosofía revolucionaria con una moral tradicional? Esto
nos lleva a tomar en consideración el contexto histórico, político
y religioso en el que Descartes elabora su pensamiento.
No
es extraño que en el primer precepto de la moral por provisión
Descartes hable de mantenerse en la religión en la que
Dios le ha concedido la gracia de ser instruido desde su infancia,
ya que Descartes ha vivido el drama de la ruptura de la
cristiandad medieval en católicos y protestantes, de hecho él lucho
en un ejército católico y en uno protestante. Y cuando Descartes
iba publicar su Tratado del mundo, lo retiró de la imprenta
porque la Inquisición perseguía a Galileo, por sostener lo mismo
que Descartes defendía en ese ensayo. Así la religión era la
fuente no sólo de la moral, incluso de dogmas científicos como el
geocentrismo aristotélico. Descartes, como Galileo, era partidario
del heliocentrismo y de la nueva ciencia que se basa en las
matemáticas rechazando la filosofía aristotélica que había
servido a la Iglesia católica para mantener la fe por encima de la
ciencia. Pero Descartes como dice en el primer precepto de la moral
por provisión era consciente de que la corrupción reinante impedía
a la gente decir lo que verdaderamente pensaba, por eso Descartes, a
la hora de saber las opiniones más sensatas nos cuenta de que se fía
más de lo que practican las personas sensatas que de lo que decían
que pensaban. No sería descabellado pensar que Descartes también se
está refiriendo a su propia situación, por eso hablaremos más de
moral por provisión. Sea como fuere el principal objetivo de
Descartes es científico, poner en marcha su método, y en
particular, el primer precepto de su método.
Descartes
se ha propuesto de acuerdo al primer precepto de su método, someter
todo a duda, para intentar encontrar alguna verdad indudable,
puramente racional y libre de prejuicios, de dogmas irracionales, o
opiniones no ajustadas a la razón.... Ahora bien, lo que no puede es
dudar también en el ámbito de la moral y permanecer sin tomar
ninguna decisión sobre lo bueno y lo malo, pues abstenerse de juzgar
en la vida de cada uno sobre lo bueno y lo malo, ya es una decisión
moral que puede ser juzgada como buena o mala. Por ejemplo, si un
niño cae en un pozo yo podría intentar ser neutral, es decir, ni
ayudar al niño a salir; ni llamar a nadie que le ayude; ni impedir
al niño salir por sus propios medios; esa supuesta imparcialidad en
moral es imposible, pues tiene ya unas consecuencias para la salud y
vida del niño sea cual fuere mi decisión. Por eso se ve obligado
Descartes, mientras no encuentra una verdad, libre de prejuicios, a
decantarse por una moral que le permita llegar a esa verdad que tanto
anhela y busca. Así decide tomar cuatro preceptos de moral como
provisión para el fin que busca: encontrar la verdad.
Las
máximas que define Descartes son:
1)
La primera era obedecer las leyes y costumbres de mi país,
conservando con constancia la religión en la que Dios me ha
concedido la gracia de ser instruido desde mi infancia, y rigiéndome
en todo lo demás con arreglo a las opiniones más moderadas.
Para esta primera máxima Descartes nos recomienda que nos guiemos
de los hombres mas sensatos ya que son los más prudentes. Es decir,
si tu te mudas a una ciudad nueva, lo correcto, sería aceptar y
respetar las normas de este lugar, estuvieras o no de acuerdo, ya
que sería el método más eficaz para no actuar de un modo erróneo.
La razón por la que Descartes propone seguir, cuando no haya leyes
ni costumbres para regular la conducta, las opiniones más moderadas
y alejadas de los extremos, se debe a qué si seguimos los extremos
y luego, son falsos, el error habrá sido mucho mayor, que si hemos
seguido la opción equidistante de los extremos. En este sentido
Descartes nos dice que cualquier promesa sería un exceso, porque
comprometería la libertad. Es decir, si en un período de duda
decidimos una promesa, y luego esa promesa resultó en contra de lo
que se descubre como verdad, se vería forzado a mantenerla, por
tratarse de una promesa, lo que es contrario al buen sentido.
- “Mi segunda máxima era ser en mis acciones lo más firme y lo más resuelto que pudiese, y no seguir con menos constancia las opiniones dudosas, una vez que me hubiese determinado, que si hubiesen sido muy seguras”. En esta máxima Descartes nos habla de aquellas situaciones en las que “no sé qué hacer”, y que son producto de la incertidumbre y la duda. Situaciones en las que no hay una base racional para preferir una cosa u otra. En esas situaciones nos dice Descartes es preferible actuar, a que permanezcamos en la la indecisión, porque la indecisión es lo irracional. Un ejemplo para comprenderlo mejor sería: imagina que estás estudiando bachillerato porque tienes claro que en un futuro te gustaría ir a la universidad, lo que aún no sabes es a qué carrera te gustaría entrar. Lo que no puedes hacer al terminar bachillerato es permanecer uno, dos, tres o cuatro años indecisa, porque eso sería irracional. Y sería irracional porque, imagina que te decides por estudiar ingeniería industrial, y cuando llevas dos años estudiando esta carrera descubres que no te gusta demasiado, en ese momento lo que tienes que pensar es que si hubieses tomado otra decisión, después de dos años, estarías en otra carrera con la misma incertidumbre que ahora estás en ingeniería, por eso debes seguir con la ingeniería, de lo contrario pierdes los dos años que llevas de ingeniería, inicias otra carrera, por ejemplo, medicina, y cuando lleves dos años de medicina, puesto que lo tenías tan dudoso como la ingeniería, abandonarías también la medicina, y entonces no harías nada. Por eso dice Descartes que en las situaciones igual de dudosas lo irracional es permanecer en la duda y no decidirse, y una vez decididos permanecer firme en ese camino. Esta actitud nos dice que le evitó muchos arrepentimientos y remordimientos.
- Mi tercera máxima era procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y modificar mis deseos que el orden del mundo; y generalmente, acostumbrarme a creer que no hay nada que esté enteramente en nuestro poder sino nuestros pensamientos. Según Descartes, la voluntad no desea algo que el entendimiento le represente como imposible. Por ejemplo, no solemos tenemos ningún pesar por no ser la presidenta de EE. UU, pues nuestro entendimiento no nos representa esta posibilidad como probable, pero a lo mejor tenemos un gran pesar porque no tenemos móvil, o porque no poseemos un determinado modelo de móvil, en este segundo caso, la mente lo representa como posible y como algo probable y asequible, y por eso nos ocasiona sufrimiento el no tenerlo, la solución para Descartes estaría en que el pensamiento también alejase la probabilidad de tener el móvil o el modelo deseado tanto como alejamos la posibilidad de ser presidenta de los EE.UU, y así con todas las cosas que dependen de la suerte, que son exteriores a nosotros. Esto es lo que hacían los filósofos estoicos y gracias a su dominio del pensamiento era casi como dioses, nos dice Descartes.
- “...pensé que no podía hacer nada mejor que continuar en la ocupación que tenía, es decir, emplear toda mi vida en cultivar mi razón y avanzar, tanto como pudiese, en el conocimiento de la verdad siguiendo el método que me había prescrito... Además las tres máximas precedentes estaban fundadas sobre el propósito de seguir instruyéndome” (en el método).... Descartes considera que el mejor oficio es dedicarse a la filosofía o búsqueda de la verdad con su propia razón, pues Dios nos ha dado a todos la misma razón y por tanto, todos estamos igual de capacitados para descubrir la verdad por nosotros mismos. Además, el conocimiento de la verdad evitará el mal y las equivocaciones, así como los errores, pues la voluntad al decidir sobre las acciones a seguir, debe acatar las representaciones del entendimiento, que si son verdaderas, permitirán a la volutad realizar acciones buenas y alejadas del error. Por otra parte, Descartes nos da la clave para entender sus preceptos morales anteriores. En este sentido nos confiesa que quiere dedicarse a la búsqueda de la verdad y él sabe que las teorías revolucionarias en materia religiosa, política y científica impiden la tranquilidad que necesita un filósofo y científico, como ejemplos podemos recordar a Lutero y las persecuciones religiosas realizadas por católicos con la Santa Inquisición, y también los luteranos que perseguían a los que no seguían correcta y ortodoxamente su dogama; en el ámbito científico hemos de recordar los casos de la condena de Galileo, así como los de Copérnico, Miguel Servet, Giordano Bruno... científicos que se vieron perseguidos por propagar teorías contrarias a las establecidas, en el orden político la caída de los señores feudales en favor del absolutismo, etc. Descartes nos confiesa que evita estos problemas con su moral para poder buscar la verdad con la razón que Dios dio a todos por igual. Con esa razón y con su método Descartes encuentra la satisfacción de descubrir nuevas verdades y que se le prometen muchas más también en ámbitos distintos de las matemáticas.
En
conclusión, Descartes elabora una moral que le permita dedicar su
vida a la búsqueda de la verdad en un contexto histórico de
profundos cambios científicos, religiosos, políticos etc., que
dificultan la libertad de expresión; en este constexto Descartes
desarrolla una filosofía que tiene como método la duda de todo;
esta duda no puede abarcar las cuestiones morales; por ello se
propone seguir la leyes y costumbres de su país así como la
religión; tomar decisiones incluso en los casos en los que no
existan evidencias racionales para realizar unas acciones antes que
otras; cambiar antes sus pensamientos que el orden del mundo;
siguiendo estos tres preceptos conseguirá el que para Descartes es
el principal: dedicar su vida a la aplicación de su método para
encontrar la verdad y progresar en el ámbito de las ciencias y
filosofía.
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