DUALISMO
ATROPOLÓGICO. MECANICISMO Y LIBERTAD.
Para
una correcta explicación de la temática de la redacción creemos
conveniente responder a las siguientes cuestiones: ¿qué se entiende
por dualismo antropológico? ¿en qué consiste la teoría
antropológica dualista? ¿qué relación hay entre el alma y el
cuerpo? ¿qué hacen las pasiones del alma? ¿en que consiste tener
libertad? Por dualismo entendemos una doctrina
filosófica o religiosa que explica un orden de las cosas o de todo
el universo como resultado de la acción combinada de dos principios
opuestos e irreductibles: el cuerpo material y el pensamiento.
Y por antropológico, entendemos que es algo que tiene relación con
el hombre, que es una ciencia que estudia los
aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales de las
comunidades humanas. En el siguiente párrafo explicaremos el
dualismo antropológico que Descartes crea.
Descartes
elabora una teoría antropológica, que consiste en la concepción
del ser humano como un compuesto de las dos sustancias: el
pensamiento y la materia extensa, como sustancias independientes e
irreductibles entre sí. Hay dos puntos importantes a señalar
respecto a esas dos sustancias. La primera, la afirmación absoluta
de que el alma y el cuerpo están estrechamente unidos. La segunda,
la insistencia de Descartes en afirmar el alma como ser pensante, una
sustancia completamente diferente e independiente del cuerpo, materia
extensa , y que, pese a esa estrecha unión, puede existir sin él.
Entonces el problema que se plantea Descartes en este momento es, el
mismo que el de Platón, qué relación hay entre ambas sustancias. A
continuación veremos como intenta responder a esta duda Descartes.
Para
Descartes este problema es más complicado por dos razones, por que
la separación que hay es más radical, puesto que son dos
sustancias diferentes e irreductibles, y porque es consciente de que
tienen una estrechísima relación entre ellas. Por lo que
rectificando a Platón, nos dice que el alma y el cuerpo están más
unidos que un piloto a su barco, y nos explica que están tan unidos
y mezclados que es como si formaran una misma cosa. Para explicar
esto da un ejemplo. Si no formaran una misma cosa, no sentiría dolor
cuando estoy herido; sólo como cosa pensante percibiría la herida
exclusivamente con el entendimiento, como cuando un piloto ve que se
rompe un cabo del barco: pero yo siento dolor, por tanto la relación
es muy estrecha. Pero aún así queda la duda de, ¿cómo explicar
esta relación? Se trata este de un punto poco fundamentado en la filosofía
cartesiana. Para resolverlo, Descartes recurre a una explicación de
tipo fisiológico: nos explica que en el centro, en la parte más
baja del cerebro, se encuentra una glándula, denominada pineal, que
sería el punto de contacto donde tendría lugar la interacción
cuerpo-alma. Puesto que el alma y el cuerpo se encuentran estrechísimamente unidos pese a ser dos sustancias completamente independientes y distintas es preciso saber cómo las pasiones siendo corporales han de ser gestionadas por el pensamiento.
Para
saber lo que producen en nosotros estas pasiones, hemos de saber que éstas son percepciones, sentimientos o emociones que se dan en nuestro cuerpo y que afectan al alma, pero cuyo origen no se encuentra en
ella. El origen de las pasiones es el cuerpo y son causadas por las
fuerzas vitales o las tendencias del cuerpo. Las pasiones se
caracterizan por ser involuntarias, pues no dependen del alma
racional, sino que se le imponen a ella, e irracionales, pues no son
acordes con los dictados de la razón, obligando a la voluntad a
establecer una lucha para someterlas a su control. Por lo que la
fuerza del alma y la razón consistirá, en tratar de controlar y dirigir las
pasiones. Para Descartes las pasiones no son siempre malas, pero su
exigencia de ser satisfechas de forma inmediata, y su fuerza, obligan
a la voluntad a una lucha para orientarlas racionalmente. Las
pasiones no son en sí mismas ni buenas ni malas; lo bueno o malo es
el uso que se haga de ellas, por lo que hemos de aprender a
gobernarlas racionalmente. En este combate, la razón es la encargada de
proporcionar el conocimiento y los juicios para que la voluntad pueda
conducir adecuadamente las acciones de la vida. En esta lucha del
alma por controlar las pasiones es donde interviene la libertad, de
la que trataremos en el siguiente párrafo.
La
libertad sólo puede residir en el alma, porque al no ser sustancia
extensa no está sometida al dictado de las leyes necesarias de la
mecánica. El alma tiene dos funciones, el entendimiento y la
voluntad. El entendimiento es pensar, y la voluntad es la facultad de
negar o afirmar, y Descartes la identifica con la libertad. Por lo
que para Descartes, la existencia de la libertad es algo evidente, y
es además la máxima perfección del hombre. Porque la libertad es
algo que Dios nos da y como todos sabemos
Descartes afirma la existencia de Dios. La libertad es la
característica esencial de la voluntad y es ella la que nos puede
llevar a la verdad o al error, al bien o al mal, según como la
utilicemos. Nos lleva a la verdad la voluntad cuando obedece a una
razón pura y atenta. Por lo que respondiendo a la pregunta inicial,
la libertad es básicamente la capacidad de elegir entre diversas
opciones que se nos presenten. Pero añadimos a esto, que la
indiferencia no es libertad, pues la indiferencia se debe a la
ignorancia del entendimiento. Solo cuando el entendimiento tiene las
ideas claras sobre lo bueno y lo malo, la voluntad se avendrá al dictamen del entendimiento. Esto exige el evitar la precipitación, es decir, que la voluntad acepte algo antes de ser sometido y analizado al nivel de la razón; o la prevención, es decir, que la voluntad se niegue a aceptar el juicio evidente de la razón por exceso de escepticismo. De este modo Descartes intentará salvar la libertad dentro de una universo mecanicista. No obstante, su planteamiento se encontró con objeciones de difícil resolución como la presciencia divina.
La teoría de la presciencia divina dice que Dios al ser el creador de todo, es también el creador del hombre, al ser omnisciente significa que lo conoce todo, por lo tanto, conoce el futuro, al conocer el futuro conoce las decisiones que los hombres tomarán en ese futuro, por lo tanto, en ese caso los hombres no serán libres, pues harán las acciones que Dios de antemano ya conoce que harán. Descartes intentó contestar a esta objeción en una carta a Elisabeth de Bohemia diciendo que la presciencia divina no es incompatible con el mismo hecho de que el ser humano sea libre, pues que Dios pudiese conocer el futuro no entra en contradicción con que el hombre libremente decida en ese futuro lo que Dios conoce que decidirá. Para ilustrarlo Descartes, que vivió en una época en el que los duelos entre getilhombres eran comunes, lo compara con un rey que conociendo dos getilhombres de su reino que viven a una considerable distancia y conociendo de su enemistad puede hacerles coincidir en una plaza, sabiendo que si coinciden no dejarán de batirse en duelo, pero aún conociendo eso, el conocimiento del rey no es un impedimento para que los getilhombres actúen libremente. Pues el conocimiento de Dios es incomparablemente mucho más grande que el de el más insigne de los reyes.
La teoría de la presciencia divina dice que Dios al ser el creador de todo, es también el creador del hombre, al ser omnisciente significa que lo conoce todo, por lo tanto, conoce el futuro, al conocer el futuro conoce las decisiones que los hombres tomarán en ese futuro, por lo tanto, en ese caso los hombres no serán libres, pues harán las acciones que Dios de antemano ya conoce que harán. Descartes intentó contestar a esta objeción en una carta a Elisabeth de Bohemia diciendo que la presciencia divina no es incompatible con el mismo hecho de que el ser humano sea libre, pues que Dios pudiese conocer el futuro no entra en contradicción con que el hombre libremente decida en ese futuro lo que Dios conoce que decidirá. Para ilustrarlo Descartes, que vivió en una época en el que los duelos entre getilhombres eran comunes, lo compara con un rey que conociendo dos getilhombres de su reino que viven a una considerable distancia y conociendo de su enemistad puede hacerles coincidir en una plaza, sabiendo que si coinciden no dejarán de batirse en duelo, pero aún conociendo eso, el conocimiento del rey no es un impedimento para que los getilhombres actúen libremente. Pues el conocimiento de Dios es incomparablemente mucho más grande que el de el más insigne de los reyes.
En
conclusión, Descartes diferencia dos sustancias, el alma como ser
pensante y el cuerpo como materia extensa. El cuerpo está sujeto a
las leyes de un universo mecanicista, por lo que carece de libertad.
Por lo que la libertad solo puede existir en el alma y Descartes la identifica con la voluntad, en la voluntad se halla la explicación del error por precipitación o prevención. A su vez la voluntad tiene
que luchar con las pasiones del alma y someterlas al dictamen de la razón. Así el alma se ve obligada a
satisfacer las pasiones, pero tiene que aprender a controlarlas y
dirigirlas. Como el alma es el ser pensante
es el que entiende y tiene ideas claras, y con estas la voluntad sabe
lo que está bien y lo que está mal, y con esto es capaz de elegir
como actuar. Y la libertad consiste en el sometimiento de la voluntad
al entendimiento, y este entendimiento es la idea central de la ética
cartesiana.